El presidente de México, Felipe Calderón, en un inusual mensaje a la nación a través de la prensa defendió ayer su lucha contra el crimen organizado y rechazó las políticas de "arreglo" o pactos con el narcotráfico, días después de que el país viviera una de las semanas más sangrientas de su historia.
A través de dos páginas insertadas en varios diarios de circulación nacional, Calderón se dirigió así a los ciudadanos para explicar su estrategia en seguridad pública, tres meses antes de rendir cuentas al Congreso en su informe anual.
El mensaje se produce después de que el pasado viernes el país viviera el día más violento desde la llegada al poder de Calderón, en 2006, con 85 ejecutados.
Con más de 23 mil muertos registrados en el país por acción del crimen desde 2006, el mandatario explicó a la nación que su Gobierno está inmerso en una lucha "por la seguridad pública" y no sólo en una "guerra contra el narcotráfico".
Calderón responsabilizó a Estados Unidos, como mayor consumidor mundial de drogas, de estar en el origen del problema que vive hoy México y calificó a la vecina nación como "el mayor adicto del mundo".
Admitió que algunas instituciones del Estado "procuraron un arreglo implícito o explícito con los criminales, pensando que así controlarían a los delincuentes".
Pero, por el contrario, estos "arreglos" provocaron, en su opinión, la expansión de los criminales que controlaron pueblos y ciudades.
Sin la lucha emprendida por su Gobierno, el crimen organizado "se hubiera apoderado de una gran parte del país y habría sometido a millones y millones de familias mexicanas", subrayó.
Por ello, rechazó las políticas de "arreglo" con las bandas de narcotraficantes.
El analista mexicano Salvador García Soto explicó que el mensaje de Calderón es fruto de "cierta desesperación", tras los sucesos de la semana pasada, y por la presión de algunos sectores que piden recurrir a un pacto con el narcotráfico ante la escasez de resultados.
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